Oración a la Virgen de Guadalupe

Virgen Purísima y Santísima de Guadalupe, nos encontramos postrados ante tu inmaculada y radiante imagen, la cual otorgaste a tu siervo indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac en símbolo de tu infinito amor, caridad y ternura, para suplicarte arrodillados que nos concedas el milagro que nuestra alma anhela y nuestro corazón grita con fervor.

¡Oh, Madre del verdadero de Dios, ¡Madre de la Iglesia y Madre del mundo entero! Te rogamos que nos otorgues la bendición de que suceda un milagro que alivie esta temerosa situación que tanto nos acongoja.

Tú, que has sido capaz de llevar en tu vientre al mesías redentor y salvador del pecado del mundo. Tú, a los que acuden los desvalidos y los desamparados y los atiendes con compasión. Tú, que con tu sacrificio silencioso diste ejemplo de maternidad y entrega. Tú, que amas sin condición y tu amor es infinito.

Madre nuestra, presenta esta oración frente al Padre Todopoderoso e intercede por nosotros ante Él, para que sea escuchada y atendida nuestra petición. Creemos en ti y en tu piedad infinita, te consagramos y te veneramos, siempre Virgen María de Guadalupe. Amén.

Virgen Misericordiosa de Guadalupe, ejemplo perfecto de inmolación por amor a tu hijo, fruto bendito de tu vientre, al cual protegiste y cuidaste de todo mal que pudiese sucederle. Señora, abogada nuestra, te consagro en este y todos los días y solicito ante ti tu Santísima protección.

Cubre con tu Manto Sagrado de Protección mi salud física, mental y espiritual. Mantén en buen estado mi organismo y mis órganos internos, o permitas que mi alma se descarrile al lado oscuro, no dejes que los pensamientos negativos me sumen en la tristeza y aleja todo indicio de pecado y tentación que he de cometer.

Te entrego mi vida completa, mi ser, mi trabajo, mis alegrías, mis penas y mis enfermedades, para que seas tú quien la conduzca por el camino del bien, en compañía de tu hijo, nuestro Salvador Eterno y que se haga la voluntad de Dios en cada paso que he de dar.

Madre, tú mejor que nadie sabes que no soy nada sin mis seres amados, por eso, Cobija bajo tu manto a cada uno de ellos, llénales de salud, amor, fe, prosperidad, temor a Dios y custodia su sendero para que no caigan en tentaciones y sean consolados en sus más profundas tristezas.

Tú, consagrada Reina de las Américas, solicito arrodillado por la paz, la justicia y la prosperidad de esta nación y del mundo entero. Que los gobernantes trabajen con dignidad, transparencia, amor sincero al pueblo y que sean temerosos a Dios, para que cada decisión que tomen sea en beneficio de todos y no el suyo propio.

Cuídanos del peligro, de las amarguras, del abandono y de las terribles enfermedades que azotan hoy día. Confiamos plenamente en tu poder y creemos firmemente que nos miras con ojos compasivos durante nuestro andar. Amén.

¡Preciosa y Sagrada Madre de Guadalupe! Hija de Dios Todopoderoso y Madre gloriosa y purísima de tu hijo, nuestro Señor Jesucristo. Has sido capaz de lograr aquello que parecía imposible con la fuerza de tu dulzura, tu entrega total y sin condiciones y tu pureza incalculable, por eso hoy unimos nuestra fuerza para orar y rogar por tu auxilio en este caso que parece no tener escapatoria ni solución.

Santísima Virgen de Guadalupe, así como amansas a las fieras rebeldes, calmas las calamidades, detienes plagas y curas a aquellos al borde de la muerte, haz que esos casos imposibles, necesidades y dificultades a las que no encontramos salida ni siquiera uniendo toda nuestra fuerza humana, sean remediadas y solucionadas, para que así nuestro corazón pueda ganar un poco de paz y cese la desesperación.

Tú mejor que nadie conoces nuestros problemas y angustias, sabes lo que nos aflige y nos agobia y estas al corriente de las situaciones que nos abruman y nos hacen sentir solos y abandonados, ayúdanos en esas complicaciones que como humanos, vemos insuperables.

Entendemos que para ti no hay casos imposibles y con verdadera fe, todo es posible. Ante los pies de tu bendita imagen situamos nuestra esperanza y en tu magnanimidad confiamos en que estos aprietos serán resultas de forma satisfactoria mediante la intercesión ante Dios.

No nos abandones, no apartes tu mirada bondadosa de nuestra morada, sujeta nuestra mano y guíanos con paciencia hacia el remedio de nuestras aflicciones y danos tu bendición junto a la del Padre, Hijo y la del Espíritu Santo. Amén.

Virgen amorosa, piadosa y misericordiosa, yo no puedo sino agradecerte por todo lo que me has dado, empezando por la dicha de mis hijos sanos, inteligentes y amorosos. Te agradezco y te agradeceré eternamente por la bendición de tenerlos, de amarlos y de explorar el hermosísimo mundo de la maternidad.

Madre de las Américas de todos tus hijos, Preciosísima Virgen de Guadalupe. Te ruego que los protejas de cualquier mal que se acerque a ellos, de los malintencionados y de energías negativas que quieran alejarlos del camino del bien. Se su guía, su escudo protector y su brújula, para que siempre estén orientados en cada decisión que les toque tomar.

Señora y Reina nuestra, otórgales el regalo de ser felices, plenos y que se sientan contentos de la vida que tienen. Libéralos de la perturbación, la depresión y la excesiva preocupación.

Cuida su salud, que ninguna enfermedad se avecine y que la sangre derramada de Jesucristo, tu hijo y nuestro redentor, los cubra y los bendiga en todo momento.

Gracias, Virgen bondadosa y amorosa, por escucharme mis plegarias y cuidar de mí, por conducirme a ser una buena madre y por guiarme en cada paso que doy en la vida. No me dejes sola, que sin no podré ser nada de lo que soy. Te alabo y bendigo siempre. Amén.

Patrona de las Américas, Virgen de los milagros, ¡Oh, misericordiosa y milagrosa Madre de Jesús! Nos encomendamos a ti en este instante para suplicarte que medies con Dios, Padre, Todopoderoso, y que con su infinito poder sanes y libres de enfermedad a todos los enfermos que hoy en día padecen y sufren deficiencias de salud.

Te pedimos, Piadosa Virgen de Guadalupe, que fortalezcas su espíritu y los llenes de esperanza en el don de la sanación. Que esta prueba que se está presentando, sea superada y salgan victoriosos y llenos de alegría.

Reina maternal, caritativa, llena de pureza y gracia; en la duda eres certeza; en las tristezas eres consuelo; en la angustia eres alivio y en el peligro eres el socorro. Restaura la salud defectuosa de aquellos que necesitan de ti, especialmente de (menciona el nombre de la/las persona que deseas que sane pronto).

Acompaña con benevolencia a los que padecen, a los que sufren y a los que no encuentran fe en la vida. No importa que tipo de enfermedad se encuentren batallando: física, mental o psicológica, no los desampares, bendícelos, defiéndelos y que tu piedad infinita los lleve a la curación de sus males. Amén.

Santa María de Guadalupe, Siempre Virgen, Madre de Jesús, bendita entre todas las mujeres al ser la escogida de Dios para llevar al mesías en tu vientre, cuidarle y velar por su bienestar. Patrona y Reina del Pueblo de Dios, para ti y tu generosidad infinita no hay imposibles, concédenos el milagro por el cual nuestro espíritu aspira y anhela.

El Altísimo, con su eterno poder te bendijo las Américas en el cerro Tepeyac con tu presencia y tus perfectas palabras: “Soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios”. No nos desampares en este momento de extrema desesperación.

Virgencita de Guadalupe, tú has sido un símbolo de amor invaluable y de ternura capaz de llenar el alma. Intercede y auxílianos, haz posible el milagro (menciona aquello por lo cual se pide) y permite que nos regocijemos de la dicha y la felicidad y que vivamos la paz interior que necesitamos. Te lo pedimos en el nombre de tu hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Virgen sagrada de Guadalupe, perfecta demostración de entrega, amor sin medida y dulzura infinita, tú que fuiste nombrada Emperatriz de América, de las Filipinas y Patrona México, intercede ante el Padre Supremo, El Altísimo, para que las millones de súplicas alrededor del mundo sean escuchadas.

Imploramos con el alma abierta y el corazón en nuestras manos por el cese de esta turbulenta pandemia que ha cambiado por completo nuestras vidas, que nos tiene sumidos en la incertidumbre, dolor y temor por nuestra vida y la de las personas que tanto amamos.

Tenemos presente cada día al despertad que Dios no nos desampara, sin embargo, Dulce Virgen de Guadalupe, deseamos vivir nuevamente siendo solidarios, alegres y abrazados a nuestros semejantes, tomados de la mano compartiendo un mismo sentimiento.

Socórrenos en estos tiempos de confusión y permítenos escuchar la Santa Palabra de la salvación. Hazme servicial y hospitalario, tal cual como San Juan de Dios lo fue con los enfermos, los marginados y los más necesitados. Amén.

Bendita Madre piadosa y benevolente, Sagrada Reina Morenita, Virgen preciosa de Guadalupe. Me inclino ante tu imagen Inmaculada para realizar una petición especial el día de hoy. Te pido por mi bienestar, por mi salud física y mental y por la de mis seres amados, así como la de todo tu pueblo, que clama a Dios por calma y sosiego.

Humilde y caritativa Madre de Jesús, aleja toda enfermedad y deficiencia de salud que pueda acercarse a mí, no dejes que ningún más se avecine y tampoco permitas que las malas intenciones puedan hacerme daño de cualquier manera.

Recibe nuestra súplica y más sincera oración y otórganos, mediante la intercesión ante Dios, el perdón de nuestros pecados y la bendición Sagrada para los días venideros. Te lo pedimos, Santa Madre Nuestra, en confianza de tu amor, del infinito por poder de tu hijo, de los dones del Espíritu Santo y de la potestad del Señor Dios. Amén.

Inmaculada reina de la Américas, Virgen Sagrada de Guadalupe, Madre de Dios y símbolo de amor puro y total. Acudo a tu regazo para darte las gracias por escuchar mis plegarias, por cuidarme a mí y a los míos, por darme buena salud y consuelo en tiempos de tempestad.

Señora Abogada nuestra, hoy te suplico que ilumines el camino de la persona que amo (mencionar su nombre), para que venga a mi encuentro y mi amor sea correspondido, y así podamos unir lazos con respeto, confianza y muchísimo amor el uno por el otro.

Madre mía, mis intenciones son puras y mi querer es real, solamente quiero amarle, respetarle, serle fiel y apoyarle en las buenas y en las malas. Te pido que intercedas y le hagas ver lo mucho que le quiero, y que él/ella me quiera de la misma forma o más, que seas tu voluntad darle esperanza a un amor hermoso, duradero y responsable.

Y si mi amor no es correspondido con la misma intensidad y lealtad, entonces sé mi guía y mi brújula ante cualquier decisión que he de tomar, para así poder discernir entre lo bueno y lo malo para mi vida y mi futuro. Amén.

Amada, venerada y adorada Virgencita de Guadalupe, ¡Oh, Madre del Redentor! ¿Quién, sino tú para demostrar el amor verdadero, puro y sagrado? ¿Quién, sino tu que entregaste tu vida para darle vida a tu hijo, nuestro Señor Jesucristo?

Eres ejemplo perfecto de devoción, nobleza y religiosidad, tú nos proteges del mal, nos salvas de las calamidades, curas las enfermedades y no nos abandonas en los días más arduos y en las vías más empinadas, por eso, hoy en tu día te celebramos, te bendecimos y te reverenciamos todos tus hijos.

Bendita Virgen María de Guadalupe, media por la iglesia y por los que la integran, incluyendo nosotros tus hijos, que te invocamos en las necesidades. Tú, que apareciste en el cerro Tepeyac ante el indígena Juan Diego para probar tu excelsa pureza y ternura, no desampares a tu pueblo, otórganos el don de la esperanza y el amor al prójimo y haz de este mundo, un lugar más ameno y agradable.

Aleja las injusticias, la maldad y el odio, al contrario de eso, haznos fuertes de espíritu, firmes ante las tentaciones del demonio y determinados para superar con satisfacción cada dificultad.

Te agradecemos todas las bendiciones otorgadas y te rogamos el perdón por los pecados y faltas cometidas, en tu nombre, el del Padre, Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

¡Oh Reina de las Américas, Santísima hija de Dios Padre y Madre de Jesús el Salvador, ¡bendita y purísima Virgen de Guadalupe! Más que pedirte, acudo a ti para agradecerte por todas y cada una de las bendiciones que se han concedido, una de ellas, mi preciosa y maravillosa familia, la cual no cambiaría por nada.

Cubre a cada miembro familiar de mi núcleo con tu sagrado manto de protección, sálvanos de las calamidades, tiéndenos tu mano en las necesidades y guíanos para solucionar cualquier dificultar que pueda presentarse en el camino.

Tu misericordioso corazón no tiene límites, al igual que tu dulzura y tu magnanimidad, por eso me arrodillo ante tu bendita imagen para suplicarte que bendigas a mis hijos, a mi esposo/a, a mis padres, a mis hermanos y a cada familiar cercano a mí.

Santísima y gloriosa Madre mía de Guadalupe, te ruego arrodillada ante tu inmaculada Imagen que guardes la unidad de mi familia y de todas las familias del mundo entero. Ampáranos y bendícenos y media ante Dios padre, hijo y el Espíritu Santo para recibir también su bendición. Amén.