Oración a San Cipriano

¡Oh, Sagrado San Cipriano! Poderoso sanador de heridas, guía de los perdidos, de los abandonados y de los desahuciados, en este momento me arrodillo ante tu imagen para suplicar que llegue a mi el amor que tanto he esperado en mi vida.

Permíteme encontrar y que me encuentre esa persona que busca amor sincero tal y como yo lo hago, que nos miremos a los ojos y sepamos que somos el uno para el otro y que nos amemos en las buenas y en las malas, que solo yo esté en sus pensamientos y que únicamente me quiera a mí.

Solicito con toda mi esperanza que se me conceda ese maravilloso milagro, San Cipriano, haz que se dirija al camino de mi encuentro y que una vez juntos, no dejemos que ninguna intención maligna nos separen. Tráelo a mi vida y que sea una persona dedicada, leal, respetuosa, amorosa y que nuestra relación sea fructífera, llena de momentos hermosos y con visión a futuro para agradar a los ojos de Dios.

Tengo mi corazón abierto de par en par deseoso de ser llenado con amor real, para compartir mi cariño y mi ternura con alguien que lo merezca y que sea duradero, el tiempo que Dios concierna y sea su divina voluntad. Que así sea. Amén.

Amado y venerado San Cipriano, tu poder es invaluable, tu bondad incalculable y tu amor y devoción a Jesús, nuestro redentor, es gigantesco, de eso no queda duda alguna. Es por esa razón que acudo a ti para que me bendigas con prosperidad y dinero bien habido.

Líbrame de la desdicha y no dejes a la mala suerte entrar en mi vida, bendíceme con trabajo digno, constante, bien remunerado y mucha salud para seguir trabajando y entregando un buen servicio/producto, para así ayudar al prójimo en la medida de mis posibilidades.

Permíteme ganar dinero suficiente para ser el sustento de mi familia y que no les falte nada, para que su bienestar no se vea afectado en ningún momento.

Escucha esta humilde solicitud que te hago con la mejor de mis intenciones para mejorar mi situación y labrar un destino más merecido para mi y mis seres amados. Amén.

San Cipriano, caritativo, clemente y compasivo siervo de Dios, otórgame el favor de que el ser amado que se ha alejado de mi (menciona su nombre) regrese a mi lado lleno de amor, que el deseo de unirse a mi le sucumba y ruegue por mi compañía y mi afecto, tal y como era antes.

Haz que se borre de su corazón, alma y mente cualquier recuerdo de otro posible amor que haya entrado a su vida, que vuelva a amarme y jamás quiera apartarse de mí. Aleja a esa persona que lo pretende (si sabes su nombre, menciónalo) y que sea a mi a quien busque hoy, mañana y siempre.

Tú conoces mis intenciones y sabes que son buenas, tú mejor que nadie puedes ver que quiero amarle y cuidarle, haz que él/ella también pueda notar eso, que yo aparezca en sus recuerdos de repente y que tenga plena seguridad de que nuestros corazones deben estar unidos.

Gracias, San Cipriano, porque se que me escuchas y que atiendes mis súplicas. Divulgaré tu santo nombre y te veneré una vez concedido mi favor. Amén.

¡Maravilloso y poderoso San Cipriano! Santo capaz de doblegar y desesperar a cualquiera con solo intermediar con Cristo, nuestro redentor, solicito ante ti con muchísima fe y devoción tu bendita ayuda para desesperar rápidamente a ese hombre que deseo para mi vida (menciona el nombre). Tráelo rendido a mis pies, que se acerque como un manso borrego y que llegue repleto de amor hacia mí.

Que quiera verme, olerme, tocarme, abrazarme, cuidarme, besarme y amarme, que por mi sienta lo que jamás sintió por ninguna otra persona y que su paz la encuentre viéndome a los ojos.

Que antes de dormir piense en mí y dormido/a sueñe conmigo, que al despertar me recuerde y me desee, al comer cada bocado un súbito recuerdo le haga extrañarme y que al caminar anhele mi compañía y la de nadie más, que se desespere por tenerme consigo y que al verme se sienta feliz y muy enamorado.

Amadísimo San Cipriano, desespéralo y libéralo de cualquier otro amor que se atreva a entrar en su corazón, para que vuelva lleno de arrepentimiento y retornemos nuestra unión siendo cariñosos, entregados, fieles, sin pelear, sin reprochar y aceptándonos tal cual somos.

Que la armonía reine entre nosotros, que seamos ejemplo de amor, felicidad y paz en una relación y en un hogar. Que él se desespere al estar alejados y que en su alma gobierne amor eterno hacia mí. Amén.

¡Oh, querido y amado San Cipriano! Fiel Apóstol del legado de Jesucristo, hijo de Dios y fruto bendito del vientre de la Sagrada Virgen María. A ti oro de rodillas, con mi corazón rebosante de esperanza y fe para suplicar por el amor correspondido de esta persona que tanto quiero en mi vida.

Ansío y anhelo que (menciona su nombre) se enamore perdidamente de mí, que su alma, mente y corazón sean inundados de amor haca mí y que florezca en su pecho la emoción desmedida al verme.

Abre sus caminos para que se dirijan a mi encuentro, su alma para que se encuentre con la mía, su mirada para que solo me vea a mi con ojos de amor y pasión y que su cuerpo se estremezca con solo un roce de mi mano con su mano.

Te ruego que con tu poder incalculable hagas que yo sea la persona que le acompañe de hoy en adelante, por el resto de su vida. Que mi presencia le llene y mis brazos le rodeen, que su corazón se sienta sobresaltado y al mismo tiempo en paz y tranquilidad al estar en mi compañía.

Tú, que conoces mis intenciones y eres un poderoso mediador en estos casos, te pido que te apiades de mí y me concedas el honor de merecer que él/ella se enamore verdaderamente de quien soy. Tú que sabes los hechizos más poderosos, escucha mi súplica y ayúdame a cumplir los objetivos de este amor, de estos sentimientos puros que estoy sintiendo. Te agradezco de antemano, te aclamo, te adoro y te pido en nombre de Jesucristo. Amén.

Valioso y virtuoso San Cipriano, Obispo de Corinto, Mártir generoso y piadoso, tú que cuidas a los abandonados, ayudas a los necesitados y proteges a los desamparados de cualquier mal cercano, te suplico que mi sendero esté libre de ataques malignos de mis enemigos, de aquellos ensañados conmigo y de cualquier desgracia que quiera asechar contra mí.

Aléjame de la enfermedad, el peligro, la brujería y toda clase de maleficio que busque hacerme daño. Limpia mi vida, protégeme del mal y confiéreme tu poderosa bendición para seguir avanzando y progresando en vida.

Cuida también a mi familia y a todos mis seres amados, que se mantenga la unión en todo momento, que todo el que se acerque sea con intenciones buenas y un corazón limpio. Que cumplan sus objetivos, que su salud se mantenga en buen estado y su bienestar sea cada vez más sólido y estable.

Sé mi escudo y defiéndeme del malévolo y de los enemigos en la tierra, de la envidia, de la tempestad y de accidentes fatales. Y si he de sufrir alguno de estos, guíame para salir aireado de cualquier crisis y urgencia, acompáñame y con tus vestiduras se mi protección.

Asimismo, limpia mi espíritu de sentimientos no agradables a Dios y mi corazón de intenciones no dignas de su amor. Te lo solicito humildemente confiando en tu infinita bondad, en el nombre de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

Poderoso, maravilloso y gran discípulo de Cristo, sé misericordioso con nosotros, los que nos vemos en aprietos y situaciones complicadas referentes al amor. Que tu inmenso poder nos ayude a lograr aquello que tanto ansiamos.

Te venero y te alabo, ¡Oh, milagroso San Cipriano! Sé nuestro auxilio, especialmente el mío, que te necesito tanto hoy. Haz que mi hombre (menciona su nombre) se entregue a mi en mente, alma y cuerpo, que se vuelque todo su amor y que nadie sea para él más que yo.

Que además de amarme, me necesite. Que vea mis ojos y sea atrapado por ellos, que me busque por todos lados, que se desespere al pensar en mi y enloquezca por estar a mi lado, que desee con todas sus fuerzas ser mi pareja en el nombre de Dios.

Tú mejor que nadie sabes lo que siento dentro, tú que fuiste milagroso brujo y luego Santo entregado y devoto, no me desampares y envía tu inmaculada luz para que (menciona nuevamente el nombre) no pueda dejar de pensar en mi, que le carcoma la esperanza de que yo sea suya en todo minuto.

Que sea sumiso, fiel, dulce, tierno y obediente, que se dedique a intentar cumplir mis deseos, alejarme de la angustia y acobijarme con su calor.

Gracias, San Cipriano, porque sé que escuchas esta oración y me atiendes, confío en que no me desampararás en mi súplica de amarrar y amansar a mi amor, así como Justina, tu fiel e íntegra mujer te fue incondicional y estuvo a tu lado como leal compañera. Amén.

San Cipriano, entregado devoto cristiano, poderoso Santo y generoso cumplidor de causas justas y amores verdaderos, en este instante me arrodillo ante ti para suplicar por el amor de (di su nombre), por su cariño, su respeto y lealtad.

Te ruego que él pueda fijarse en todas las cosas que he hecho para enamorarle, para que me ame y me sea incondicional, y que por vías meramente humanas no te logrado. Te pido auxilio e intercesión divina, ¡Oh, querido San Cipriano, ¡estoy triste y muy desmotivada!

Gran Mago, haz a un lado su indiferencia que me hace mucho daño y que, por el contrario, que este amor que tanto anhelo se vuelva realidad, que sea posible abrazarlo, besarlo, cuidarlo y compartir mis metas y aspiraciones a su lado, y viceversa; que él desee protegerme, tratarme con ternura y darme todo su amor a mí.

Que me escuche y escucharlo, que mis ojos le enamoren, que sienta relajación y paz junto a mí, que mi ansiedad y nervios desaparezcan cada vez que le veo cerca y que tomados de la mano de Dios se haga su santa y bendita voluntad, bajo sus reglas, leyes y mandamientos divinos.

Que se enamore de mi de forma real y certera, que confíe en mi palabra y que vea lo mucho que yo lo amo, que soy la mujer indicada para él y su futuro, y que así podamos caminar hacia la eternidad, amándonos y respetándonos. Amén.

Por la magnanimidad que confiere el nombre de Dios, Todopoderoso, Creador de Cielo y tierra, de su hijo, nuestro mesías Jesucristo y por los dones maravillosos del Espíritu Santo, invoco a San Cipriano y a su inmenso poder para que anule cualquier maleficio, brujería o conjuro llevado a cabo para hacerme daño.

Que cualquier acto generado desde el odio por mis enemigos sea destruida por completo y con el infinito amor de Dios y el poder de su discípulo, San Cipriano, sea atado de manos y pies, su boca cosita y sus intenciones eliminadas.

Respetado y venerado sacerdote, rompe las cadenas de mi alma y abre todo grillete atado en mis pies, aquellos que me hacen andar lentamente en mi sendero, que me llenan de dudas, temores y dificultades en la lucha por mis sueños y metas.

Que todo afán por lanzar algún hechizo en mi contra se devuelva y que tus manos poderosas me cubran y protejan la entrada y salida de mi hogar a toda hora.

Agota las fuerzas malintencionadas de quienes buscan dañarme, quítales las posibilidades de perjudicarme, inhabilita sus planes malignos y evita que caiga en trampas escondidas. Ilumina mi espíritu para percibir toda intención oscura y así rechazar cualquier alimento o bebida conjurada, dame sabiduría para ver las malas intenciones y lucidez para alejarme rápidamente de ellas.

Deposito mi confianza en el nombre de Cristo Jesús, del Padre de Eterno y del venerado San Cipriano, para que sea revertido todo hechizo con su espléndido poder. Amén.